Santuarios (No)Digitales

Vivimos permanentemente conectados, seducidos por la utilidad de nuevas herramientas digitales que proporcionan versiones ‘mejoradas’ de los útiles que hasta ahora simplemente facilitaban la vida cotidiana. Todo está ya conectado, o hay alguien en algún lugar ideando la manera de hacerlo. Dicha experiencia ‘aumentada’ se nos presenta con innegables ventajas, pero no se debe olvidar que la rentabilidad de dicha industria se basa en la capacidad de estas nuevas experiencias de capturar nuestros datos de uso, conocernos y analizarnos, para luego (directamente o vendiendo) con ellos encerrarnos en una burbuja de contenidos y/o publicidad individualmente dirigida. Esto distorsiona nuestra visión del mundo y nuestra capacidad de navegar como personas complejas en entornos heterogéneos, tanto digitales como reales. No descubro nada, todos somos conscientes de esto.

Al mismo tiempo, en el mismo interés de dichos servicios digitales está el que pasemos el mayor tiempo posible conectados, usándolos. No tratan de proporcionar el mejor servicio posible, sino de obtener mas datos (si el producto es gratuito, el producto eres tú) o generarte dependencia del producto. No es nada nuevo. Para ello se modifica la experiencia de uso para rentabilizarte a tí como producto, en vez de proporcionar la experiencia prometida. Es la Economía de la Atención. A cambio de la ‘experiencia digital mejorada’, la experiencia en realidad se ve atacada y fragmentada, interrumpida por constantes llamadas de atención del entorno digital. Cuando escuchamos música o leemos en el móvil/ordenador, seducidos por el catálogo y la conveniencia, habitualmente somos interrumpidos por notificaciones, o simplemente no resistimos usar el móvil al mismo tiempo. Nuestra capacidad de focalizarnos plenamete en una actividad se está perdiendo. Si como yo tienes más de 40 has vivido la diferencia, recuerdas la pureza e intensidad de la experiencia directa de leer un libro, escuchar un vinilo o hablar con un amig@ sin la constante amenaza de un par de móviles sobre la mesa. Quizá notas que te cuesta mas concentrarte, que distraído corriendo como un ‘pollo sin cabeza’ mental saltando de una cosa a otra.

Es la conciencia de esta situación lo que lleva a la necesidad de crear espacios donde, conscientemente, estemos a salvo de dicha invasión digital. Enfocar las actividades de manera que nos permita vivirlas plenamente. Un Santuario NoDigital puede manifestarse de muchas formas:

  • Dar un paseo(o cualquier actividad fuera) dejando el móvil en casa.
  • Leer un libro en papel, con el móvil/ordenador apagados.
  • Escuchar música en el móvil, descargada y en modo ‘avión/lectura’.
  • Etc.

No puedo decir que yo sea precisamente un ejemplo a seguir(he conseguido mirar el móvil solamente dos veces mientras escribo esto, ya es algo), quizá precisamente porque siento la necesidad de recuperar mi propio espacio mental a salvo de la invasión digital, es por lo que escribo este artículo. Para poner en orden mis propias ideas.

En un mundo en que la interrupción, la narrativa fragmentada son la norma. sólo luchando conscientemente por crear Santuarios NoDigitales como espacios libres de injerencia digital, podemos recuperar la intensidad y creatividad que surgen espontáneamente cuando la mente está libre para sumergirse de lleno en aquello que realmente da valor a nuestros días: una obra de arte, la naturaleza, y conectar con los demás. Cual es el tuyo?

Pedro Gonzalez, Abril 2024

Publicado por pdro74

Desarrollador de software, músico y amante de la naturaleza

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